lunes, 26 de abril de 2010

Diario de un detective: La peor de las traiciones. (2da version del texto de inclusiones)


29 de marzo de 2007.

¿Quién era el asesino que cometió aquel atroz crimen? Esa pregunta deambulaba por mi cabeza aquella noche de otoño. Me carcomía la mente, no me dejaba en paz. Las pistas desfilaban en mi cerebro cual proyección, una tras otra. Ya hacía más de tres meses que este caso había llegado a mi despacho, y la verdad que el abanico de posibles culpables me parecía y me sigue pareciendo infinito. Aquel crimen había sido un verdadero fusilamiento. Veinte disparos de fal terminaron con la vida de la víctima. Un joven obrero de fabrica llamado Claudio. Fue fríamente asesinado una noche de diciembre. Lo más extraño es que, no fue un homicidio corriente. Al comenzar a investigar, descubrí que aquel joven no era, lo que podríamos llamar, un buen muchacho. Andaba en asuntos turbios. Los excesos y la noche, se mantenían a la orden el día. El sol brillante que le indicaba que el fin de semana terminaba, sin embargo no impedía que cumpla con su trabajo. Según varias fuentes que recopilé, su grupo de amigos era duro, algunos de ellos metidos en la delincuencia. Su situación económica no era la ideal. Y a pesar de todo, el poco dinero que juntaba ensamblando motores o soldando piezas, lo despilfarraba por las noches, sin vacilar. ¿Qué quien querría matar a un pobre infeliz que llevaba una vida así? Pues, aunque parezca difícil de creer, varios. Y eso es lo que me ha mantenido intranquilo este tiempo. Me ha sumergido en el insomnio ¿Como un tipo así podía tener tantos enemigos? Era algo que no lograba cerrarme. Por empezar, Mario, su jefe, detestaba cada vez que llegaba por las mañanas con un olor a alcohol insoportable. Te voy a matar si seguís llegando así pibe! Le vociferaba todas las semanas. Él se lo tomaba en broma, como lo habría hecho cualquiera. Quién iba a imaginarse lo que el destino le depararía.
Su ex novia, Clara., lo odiaba ya que jamás le pasó un peso para su hijo, Matías. Ni hablar de reconocerlo. Sus prioridades en la vida eran otras. Muchas pistas me hicieron pensar en que todos los caminos conducían a que ella era la asesina. Sin embargo, en estas últimas noches de insomnio y cigarrillos, mi mente comenzó a apuntar hacia otro sospechoso. Este era su mejor amigo, Lucas.
Toda la vida acompañó a Claudio en sus noches de locura, sin importar las consecuencias. Cuando terminaba en muy mal estado, era él quien lo guiaba hasta la parada del colectivo que lo dejaba en la puerta de su trabajo. O era él, quien se andaba preocupando por que llegara sano y salvo a su casa en el barrio de Flores. Nadie entendió entonces, si su relación era tan próxima, por qué razón Lucas no fue a su funeral.
Tengo un par de teorías sobre eso. Teorías que me hacen pensar en su mejor amigo, como autor del hecho. Muchos piensan que no estoy en lo cierto, que su ex novia fue la asesina y que no hay dudas acerca de eso. Lo cierto es que por alguna razón la policía me encomendó este caso a mí. Porque sabe que como detective he fallado muy pocas veces, y esa fama me impide renunciar. Por lo pronto, el cielo esta muy oscuro, son las cuatro de la mañana, y la pregunta aún no se ha ido. Veremos que sucede esta semana.


3 de abril de 2007.

Las teorías acerca del asesinato de Claudio se van reduciendo. Hoy por la tarde me llegó una información del juzgado que decía que , el día del asesinato, la ex novia de Claudio estaba de viaje en el Uruguay. La coartada perfecta. Junto a aquella notificación, me llegó una carta de un viejo amigo de tribunales, contándome sobre la coima que había pagado Clara al oficial de turno que tomó su declaración, para hacerle creer todo el asunto del viaje. Todo fue una total mentira.
Igualmente, no le di demasiada importancia. Un sexto sentido me dice que ella no es la culpable. Las canas que me acompañan no vinieron solas, hay bastante experiencia por detrás. Aún queda por saber si el jefe se tomó revancha llenando de plomo el cuerpo de aquel empleado borracho, o si fue su mejor amigo, quien sabe por que turbio motivo. Lo único que pido en este momento, es que estas pastillas para dormir funcionen.

6 de abril de 2007.

...”La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad sistémica auto inmune, caracterizada por provocar inflamación crónica principalmente de las articulaciones, que produce destrucción progresiva con distintos grados de deformidad e incapacidad funcional. La inflamación puede volverse tan severa que pueden verse afectadas la función y la apariencia de las manos, así como otras partes del cuerpo. En las manos, la artritis reumatoide puede causar deformidades en las articulaciones de los dedos, dificultando sus movimientos...”
Aquel viejo libro de medicina dio justo en el clavo. Después de indagar en la vida personal de Mario, el jefe de Claudio, me topé con que padecía desde hace ya varios años de una artritis reumatoide bastante avanzada. Le habría sido imposible gatillar veinte veces un fusil fal hacia un blanco fijo, con firmeza y sin errar un solo tiro. Sin dudas, Mario quedaba descartado como autor material. Sin embargo, la posibilidad de que hubiera encomendado el asesinato de su empleado a un tercero, se mantenía en vilo.
Lucas, Lucas ,Lucas, por qué razón faltaste al funeral de tu amigo? Por que será que este viejo detective sospecha tanto de vos si nada parece incriminarte? Me arriesgaría a focalizar todo mi ingenio en vos y dejar de lado al viejo patrón cascarrabias. Quien sabe. Tal vez el tiempo luego me demuestre que estaba en lo cierto.
Ya casi amanece, las pastillas jamás me sirvieron.


10 de abril de 2007.

Me desperté de la cama de un salto, alrededor de las 3 de la mañana. Hacía escasos minutos que había conciliado el sueño, luego de vueltas eternas entre las sábanas. Sin embargo, el cansancio quedó en un segundo plano. Recordé un elemento que había pasado por alto sin darle la más mínima importancia. Que imbecil! pensé para mis adentros. Cómo olvidarme de aquella filmación!
La filmación en cuestión, era la del cumpleaños número 18 de Claudio. Una gran fiesta a la cual acudieron todos sus amigos, y por supuesto, también Lucas. Llegó a mis manos la filmación de aquella noche memorable, aunque la descarté de inmediato por no parecerme relevante en lo más mínimo. Pero por alguna razón desperté tan sobresaltado pensando en aquel cumpleaños, así que decidí ver y analizar ese video.
No vi nada destacable en los primeros minutos. Simplezas y banalidades de cualquier fiesta, alegría, gritos, excesos, risas propias de la juventud. El asunto era más que normal, y yo diría bastante predecible, hasta que por fin vi algo que despertó mi curiosidad. Le puse pausa al video y la fiesta se congeló en un momento que me sorprendió. En un momento de la noche, en pleno jolgorio, donde todos bailaban, Lucas, el mejor amigo de Claudio, se encontraba solo, sentado en su mesa, mirando hacia los invitados. Su mirada se dirigía hacia una persona en particular. Esa persona era Sandra, la madre de Claudio. Estará aquí la clave? No lo sé aún, pero mañana me concentraré en eso.
Luego de ver el video unas cuantas veces, y de terminar estas líneas, el reloj marca las cinco y media AM. Voy a tirar estas pastillas inútiles y a tratar de dormir un rato antes de dirigirme a la casa de Sandra.


11 de abril de 2007.

El día ha llegado a su fin, y me ha dejado más preguntas que respuestas. No tengo muchas fuerzas para escribir, es más, no se como sigo en pie. El insomnio se ha vuelto un calvario del cual no puedo escapar, por más café y cigarrillos que consuma. Sin embargo, me veo obligado a dejar por escrito lo que pude ver hoy en la casa de la madre de Claudio.
Llegué al lugar a eso de las 9 de la mañana, con unas enormes ojeras y con un rostro casi cadavérico. Me escondí tras unos arbustos, tomé una libreta y me dispuse a pasar el día entero en ese lugar, de rodillas, anotando todo lo que me llamase la atención.
Todo parecía bastante tranquilo hasta casi las tres, cuando alguien llegó a la puerta. Hasta ese momento, había sido un día normal. Sandra trabajaba en su casa, dando clases de inglés a niños , así que el día se redujo a verla recibiendo infantes desde muy temprano, hasta pasadas las dos y media. Sin embargo, el visitante en cuestión, no era un niño. Era una persona ya crecida, de mediana edad, alto y fornido. Era una persona a la cual yo conocía a la perfección. A la que reconocí al instante. Lucas Gómez, de 22 años, tocando el timbre de la casa de Sandra. Así es, Lucas, visitando a la madre de su mejor amigo.
Apenas lo vi, se me vinieron muchas imágenes a la cabeza. Su ausencia al funeral, su imagen solo sentado en el cumpleaños de Claudio, sin quitar la mirada fija en Sandra. Todas esas imágenes revueltas en mi cabeza, quizás agigantaron el impacto de lo que vi a continuación. Sandra, abrió la puerta de su casa, abrazó a Lucas, y lo besó en la boca.
Me quedé helado, atónito. Mi cerebro pareció entrar en corto circuito. Me sentí en una realidad virtual, en una dimensión desconocida. Pero luego, más calmo, mis ideas fueron tomando forma. Sí todo es como lo pienso, todo se aclarará mañana. Sólo necesito una prueba más que confirme mi hipótesis. Mañana es el día D. Luego de tanta información por procesar, creo que dormir esta noche será más que una utopía.


12 de abril de 2007

Estoy exhausto, pero satisfecho al fin. Pude conseguir la prueba que confirmase mi hipótesis. Necesitaba confirmar que Sandra y Lucas tenían una relación amorosa, como me lo demostró aquel beso que vi. Por eso, me las arreglé para esconder una cámara en la habitación de la madre de Claudio, y con una notebook me dispuse a ver las imágenes que registraba. Lucas y Sandra, manteniendo relaciones de manera apasionada y desenfrenada. Me impresionó desde el principio,.Desear a la madre de tu mejor amigo me pareció algo desleal, repugnante, la peor de las traiciones. Pero me ayudó a entender los motivos del asesinato.
Lucas siempre quiso a Claudio, pero el amor que sentía por Sandra era aún mayor. Siempre había estado allí, reprimido, escondido, incapaz de manifestarse. Solo había una forma de expresarlo, pensó. Sacándose de encima a su mejor amigo.
Fui con el video de la escena sexual hasta la oficina del comisario que me había encomendado el caso, y le expliqué mi teoría. Le comenté que no tenía dudas de que Lucas era el asesino, y casi le exigí que allanen su domicilio. El comisario, un viejo amigo que siempre confió en mi palabra, me hizo caso en todo. Al registrar su vivienda, encontramos ropa ensangrentada, guantes y un fusil fal con proyectiles acordes a los utilizados en el crimen enterrados en el jardín. Lucas quedó detenido por homicidio. El caso estaba resuelto.
El insomnio por fin se fue. El alivio volvió a mi cama. Ahora pienso descansar por un largo tiempo de la vida que llevo. Colgar el traje de detective por unos meses, o tal vez años. Escaparme hacia algún lugar y descansar, no importa dónde. Quien sabe lo que la vida me encomiende. Quizás un bello bosque en Misiones, o un banco de plaza en Parque Chacabuco.

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