martes, 4 de mayo de 2010

La Catástrofe - Texto con mayoría de palabras esdrújulas


Salgo de entre las sábanas e interrumpo un cálido sueño por una obligación: debo comprar víveres. Todos en Villa Plácida correteamos con los rostros rígidos, aunque párvulos. Parecemos indígenas sedientos de venganza, o mártires en alguna mítica epopeya. El motivo : La catástrofe : anunciada días atrás, hasta los zoológicos y las cárceles abrieron sus puertas ante un sólido grito desesperante : libertad, ecuánime para todos a la hora del Apocalipsis. Justicia demócrata, aunque patética, sin sentido. El gesto era frívolo, no había salida.
Todos deambulamos famélicos en busca de alimentos, excepto un homínido. Un antropólogo decrépito, un zángano, un verdadero sátrapa digno del olvido, quien fue víctima de violentos epítetos debido a su actitud. No había máscara capaz de ocultarlo ante semejante fenómeno. Un ejército de bárbaros clamaban por su cabeza. Él ignoraba a sus acérrimos enemigos. Se mantenía en lo más inhóspito del poblado, inalcanzable. Su dolo: no responder con soluciones catedráticas ante aquel hecho caótico. La catástrofe, estaba próxima, y él, cómo científico, debió predecirla. Ninguna de sus máquinas resultó óptima. Ni un ápice de conocimiento le fue lúcido. Bitácoras, brújulas, barómetros, tirados a la basura. Se redujo a lo más ínfimo, a ser una parte cancerígena de la sociedad, un pánfilo.
Al llegar a la báscula de la tienda, noto que mis compras eran insípidas. Ya es muy tarde. La catástrofe llego a su cúspide. El antropólogo permaneció aferrado a un neumático, tembloroso. Mientras que todos los demás, mirábamos el cielo inmóviles, cuál gárgolas. Mi estómago, mi esófago, mi mente, erráticos. Mi destino, el de todos, fatídico.

3 comentarios:

Pablo Díaz dijo...

Les sigo debiendo la crónica, disculpen, es que vengo bastante atrasado con las demás materias, y aproveche que me inspire sobre este tema de las esdrújulas, y decidi escribir primero este texto. La crónica esta a medio acabar, la subiré pronto, saludos, suerte y hasta la proxima!

Lisandro Gallo dijo...

No te vimos en el encuentro de hoy Pablo!
Se habló de lo que comentas: una consigna es un puntapié para poder producir, para que generen lo que, parece, generó esta: ganas de escribir, una búsqueda. La idea es que no sea una tortura, pero metele porque a medida que pase el tiempo y estés más lejos de la experiencia, más dificil va a resultar representarla.
Contactate con alguno de los chicos para que te guíen sobre las consignas de esta semana.
Saludos!

Emilia dijo...

Me gusta el tono apocalítpico (otra esdrújula!)
Saludos!

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