lunes, 18 de octubre de 2010

Introducción al género ensayo. De Frankfurt a Dublín. (Notas de lectura de los ensayos)



Ensayo de Walter Benjamin: “El arte de narrar”

La propuesta ensayística elaborada por Benjamin, gira en torno a la problemática de la narración. Se refiere a esta como un arte. Mediante una historia narrada por Heródoto, ejemplifica el poder que puede llegar a tener una narración, miles de años después de ser elaborada. Compara las narraciones con las noticias, ya que estas últimas, se caracterizan por ser volátiles y efímeras en comparación a las anteriores. Concluye planteando que una narración bien lograda, es como una semilla que germina, aún miles de años después de ser plantada. La fuerza del relato persiste y trasciende las barreras del tiempo.

El modo narrativo usado por el filósofo alemán, es una prosa literaria brillante, al estilo de una escritura pulcra y estéticamente perfecta. Es una forma de elaborar un ensayo que ensamble dos géneros: el académico y el literario, ambos en perfecta conjunción.

Walter Benjamin habla del arte de narrar, nos indica como trascender la escritura, como provocar impacto en el lector, y como no caer en la banalidad de la noticia del día. Opino que Benjamin era un maestro en este arte y su breve ensayo es una muestra tajante de esto. Basta dar un breve repaso por su vida y su trayectoria como para despejar cualquier duda posible. Da placer leerlo, interpretarlo, y esto me hace comprender la merecida idolatría que le brindamos los hombres de izquierda.

Ensayo de T.Adorno y M.Horkheimer: “Aislamiento por Comunicación”

Adorno y Horkheimer podrían reunir todos los requisitos para ser considerados dos paradigmas de la crítica a la sociedad capitalista burguesa, haciendo hincapié en el tema de la comunicación. Estos intelectuales de Frankfurt plantean un problema hallado en el espectro comunicacional de la época que, sin dudas, podría trasladarse a nuestros días: “La comunicación aísla. La comunicación nos iguala aislándonos”

El objetivo maquiavélico de la comunicación es enviarnos mensajes vertiginosos, brindarnos la ilusión de que todos estamos unidos y conectados, pero al fin y al cabo, estamos más separados que nunca uno del otro. ¿Usted que haría si, mientras camina por la vereda, un extraño, sin previo aviso, se le abalanza para abrazarlo? Seguramente, correría espantado, lo empujaría o lo insultaría. Ese es un fiel reflejo de los tiempos que corren. Rechazamos el contacto físico con nuestros pares, ya que la comunicación se encarga de darnos esa “conexión” con nuestros seres queridos. No necesitamos ningún otro tipo de relación con los demás.

Aquella sensación de llevar a nuestros afectos con nosotros siempre, o de sentirlos cercanos mediante unos simples caracteres en un celular, aunque se encuentren a quilómetros de distancia, generan, en realidad, aislamiento.

Mediante un modo narrativo académico y explicativo, Horkheimer y Adorno concluyen en que, en ciertos momentos, se refleja esta igualdad lograda. Dan el ejemplo de las vacaciones: allí se nos brindan paquetes turísticos a todos por igual, y los aceptamos, nos sometemos a esta igualación con pleno consentimiento.

En este ensayo, ilustran de manera brillante su postura contra el aislamiento humano. Creen en la igualdad, ya que pretenden una sociedad sin clases. Pero aspiran a ver una comunidad igualada desde la fraternidad y el socialismo, y no desde la soledad y el rechazo a nuestros semejantes. Sus sueños se han mantenido, han mutado, se han camuflado, pero pese a todo, permanecen. Eso, según mi parecer, es un alivio.


Ensayos de Italo Calvino: “Colección de Arena” y “¿Por qué leer los clásicos?


Italo Calvino fue un especialista en el arte de atrapar a sus lectores, a través del uso de un modo narrativo innovador, a veces complejo, pero magistral al fin.

En su ensayo “Colección de Arena”, Calvino analiza cuestiones tales como: la motivación que puede girar en torno a la decisión de una persona de comenzar una colección, la finitud del tiempo y de los seres humanos, la complejidad de los objetos coleccionables y las sensaciones diversas que generan, entre otros. Establece la problemática a raíz de la colección que le resultó más enigmática y única: la colección de arena.

Algunas se le volvieron graciosas, cuando en la teoría podrían haberle resultado pavorosas, como era el caso de una colección de máscaras anti gas. Otras, todo lo contrario, pasaron de alegres a terroríficas, como le pareció la colección de objetos del ratón Mickey.

Algunos se le escapaban entre los dedos, cual si fuesen arena, ya que le resultaban imposibles de interpretar con certeza: una mujer que clasificaba momentos de su vida en libros etiquetados.

Ilustra mediante la colección de arena, como los seres humanos buscamos agrupar momentos del pasado, ya sea colocando arena en un frasco o de cualquier otra forma, y los trasladamos al presente, para intentar crear una sensación de inmanencia, sentir que vencemos al tiempo, creernos inmortales.

Aquellas imágenes queridas apiladas una sobre la otra provocan esa sensación de fantasía que nos intenta relatar Calvino, y que logra de manera maravillosa.

En el ensayo ¿Por qué leer los clásicos? El escritor italiano se calza el traje de crítico literario y adopta una prosa más cercana al género académico y explicativo. EL problema esta planteado de antemano en el título, y la temática gira en torno a la literatura.

Se debate entre las diversas justificaciones que podrían elaborarse respecto a por que motivo leer los clásicos de la literatura ( por recomendación, por gusto, en reemplazo de otras lecturas, por prestigio, por obligación, porque sí, etcétera)

Concluye en que los clásicos deben ser leídos, por el solo hecho de haberse consagrado como tales, pero no por eso deben ser subidos a un pedestal. Debemos respetar el hecho de que son “una lectura más”, no son LA lectura por excelencia. Debemos respetar su prestigio, pero no sentirnos presionados a leerlos tan solo por la carga social/cultural que tienen. Nos enriquecemos, pero de la misma forma que lo haríamos con cualquier otra lectura. Todo a su tiempo. Tampoco debemos reemplazar nuestros fanzines o nuestros cuentos de Fontanarrosa por obras de Shakespeare o Dumas.

El tiempo, sabio e ingrato maestro, sabrá depositarlos en el momento justo ante nuestros ojos.

Ensayo de Jonathan Swift: “Una modesta proposición”


Si alguien me pediría que elija a un maestro en el arte de la sátira social y política, el primero que se me vendría a la mente sería Diego Capusotto. Sin duda por una cuestión de cercanía y cariño, mezclados con admiración. También podría citar programas como “Monty Phyton” o “Cha Cha Cha”. Pero sin dudas, puedo afirmar que ninguna de estas expresiones podría haber existido si Jonathan Swift jamás hubiese pisado este planeta.

Un maestro de la crítica social ácida. Atacó como nadie a su Irlanda natal y a la sociedad de la cual formó parte. Su pluma rozaba la obscenidad, pero se mantenía estética y fina, digna de un Sr. Inglés. Podríamos compararlo con algunos escritores contemporáneos como Bucowski o Burroughs, pero serían simples fantasías de un erudito. Swift fue único, y no hay punto de comparación con ningún otro literato.

Su obra más celebre es “Los viajes de Gulliver”, donde hila fino en aspectos criticables del género humano. Sin embargo, donde podemos observar con mayor claridad su mirada cruda e irónica tal vez sea en su ensayo “Una modesta proposición”.

Es aquí donde Swift hace gala de sus dotes de escritor, paseándonos por sus pensamientos críticos de la manera más elegante posible. Se codea con la crueldad y el desagrado, pero sabe detenerse justo antes de caer en el abismo del mal gusto. Nos centra en un tema que, pese al paso del tiempo, no nos es ajeno: la pobreza y, fundamentalmente, los niños pobres. Apunta a una problemática: qué hacer con ellos. Brinda una solución: comérnoslos.

Con este simple e irónico proceso, Swift propone eliminar de raíz el problema de los niños pobres de las calles, e incluso sacar rédito económico de esto. Nos hace reflexionar: ¿Son tan distintos las miradas de aquella época, que le provocan tamaña repulsión a Swift como para que escriba aquel ensayo, de las miradas de hoy en día? ¿Hemos evolucionado respecto al manejo de los problemas de los pobres? ¿Tomamos conciencia y pusimos manos a hablar? ¿Nuestro discurso dice una cosa, mientras nuestro accionar refleja otra? ¿La solidaridad prevalece por sobre el egoísmo? Algo me dice que Swift ya se hizo esas mismas preguntas y muchas otras más, en el momento en que escribió las primeras líneas de su ensayo. Pienso que aún se las esta haciendo, en algún remoto lugar. Quizás la función de sus textos sea la de disparar preguntas, y no la de responderlas. Necesito un respiro y voy a tenerlo: empezó Capusotto.


Ensayo de María Negroni: “Ir y venir”

La escritora argentina nos relata, mediante una escritura pulcra y literaria, cual si fuera su diario íntimo, su historia de vida. Narra las motivaciones que la llevaron a desplazarse de un lugar a otro: New York – Argentina – Europa – New York.

Plantea el problema de la pertenencia a un lugar determinado. Argumenta respecto a como podemos modificar nuestro esquema de pensamiento con tan solo un cambio de aire. Establece como pueden repercutir en nosotros los cambios de la misma ciudad donde fuimos una vez y hemos vuelto: pueden enamorarnos o defraudarnos. Todo el tiempo aborda, a grandes rasgos, el tema del lugar y las elecciones que nos llevan a este (ya sean propias o ajenas).

Concluye su ensayo con un mensaje de aliento: no bajemos los brazos, ya que siempre se puede luchar. Su experiencia y sabiduría le dan avales como para poder hablar de la resistencia. Se la percibe firme y dispuesta a dar batalla a lo que sea. Quizás producto de su estilo de vida nómada, tal vez por los malos momentos que supieron curtir su ser. Queda en nosotros tomar o no su consejo. Tal vez todos necesitemos un cambio de atmósfera en algún momento de nuestra vida.


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